En tiempos recientes, han seguido propagándose desastres como terremotos, inundaciones, enjambres de langostas, incendios, epidemias y hambrunas, y el alcance de esta propagación se ha ido ampliando cada vez más. Cabe destacar el nuevo coronavirus, una peste que se ha extendido a todos los países de la Tierra y que ha provocado la muerte de muchas personas. Cuando vemos que tales desastres ocurren tan frecuentemente, nos llenamos de miedo y nos sentimos perdidos, y todo lo que podemos hacer es clamar constantemente al Señor para que nos proteja. ¿Podría ser esta la razón por la que Dios permite que ocurran los desastres simplemente porque desea que clamemos a Él y le pidamos Su protección? ¿Cuál es la intención de Dios? ¿Cómo podemos obtener la protección de Dios cuando ocurren los desastres? Discutámoslo y exploremos juntos este tema para que podamos entender la intención de Dios y encontrar el camino para recibir Su protección.
En realidad, Dios permite que los desastres que nos ocurren sirvan como recordatorios y advertencias para nosotros. ¿Pero de qué nos está advirtiendo? Todos sabemos que en este mundo hoy en día, la gente se ha vuelto más y más malvada y corrupta. Todos viven sus vidas satisfaciendo la gula, la búsqueda de placer y los deseos carnales y sensuales. La gente compite entre sí en busca de beneficios y está llena de mentiras y violencia. Perdieron su dignidad e integridad, su conciencia y su sentido hace mucho tiempo, y a veces ni siquiera reconocen la existencia de Dios, y sólo unos pocos tienen sed de la verdad y anhelan que aparezca la verdadera luz. Incluso aquellos que sí creen en el Señor también siguen las tendencias del mundo en busca de dinero, fama y fortuna; codician los placeres de la carne y viven en pecado, sin poder escapar. La gente en este mundo hoy en día es tan malvada y corrupta como en los tiempos de Noé. El Señor Jesús una vez profetizó: “Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). Sabemos por las palabras del Señor Jesús que para cuando el hombre se haya corrompido tanto como en los tiempos de Noé, el Señor ya habrá regresado. Pero la gente se ha corrompido demasiado, sin nadie que busque activamente a Dios o Su aparición y obra, e incluso cuando escuchan a alguien testificando del regreso del Señor, aún así no buscan activamente la verdad ni la investigan más a fondo. Al permitir que estos desastres ocurran, Dios nos envía advertencias para despertar nuestros corazones apáticos para que podamos ver claramente que la profecía de la venida del Señor ya se ha cumplido y que el Señor regresó hace mucho tiempo. Debemos buscar la aparición de Dios sin demora. Si no podemos dar la bienvenida al Señor antes de que llegue el gran desastre, sólo seremos barridos por el gran desastre y castigados.
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